RELACIÓN HOSPEDADOR- PARÁSITO

Huésped: Son aquellos seres (vertebrados o invertebrados) implicados en el ciclo evolutivo de los parásitos a los cuales reciben o alojan.
Según la forma de evolución de cada parásito, los hospedadores normales reciben distintos nombres:
  • Huésped definitivo (HD): es aquel en el cual el parásito se reproduce sexualmente (parásito adulto de helmintos y fase sexuada de los protozoos Apicomplexa).
  • Huésped intermediario (HI): es le que alberga formas larvales de helmintos o reproducción asexuada de los protozoos Apicomplexa.
  • Huésped accidental (HA): Es un huésped que no se halla involucrado en el ciclo natural de una parasitosis.
  • Huésped paraténico o de transporte (HP): Es un huésped accidental en el cual el parásito no evoluciona, no continúa si ciclo habitual, pero puede sobrevivir alojado en los tejidos.
Reservorio: Se llama así a las especies (hombre, animales, vegetales), suelo, o materia orgánica que contenga parásitos u otros microorganismos que puedan vivir y multiplicarse en ellos y son fuentes de infección para un hospedador susceptible.
Vectores: Es un artrópodo u otro animal invertebrado que transmite el parásito al huésped. Los vectores pueden ser:
Vectores mecánicos: Aquellos en que el agente patógeno es transportado en la superficie del vector. El vector es un transportador simple, no indispensable para la sobrevida natural del agente patógeno.
Vectores biológicos: Los parásitos evolucionan o se multiplican en ellos. El vector biológico es indispensable para la sobrevida natural del agente patógeno.
Para los endoparásitos el hospedador representa todo su medio ambiente, puesto que en él desarrolla su actividad vital para sobrevivir y reproducirse. En el hábitat del hospedador, los parásitos ocupan y están adaptados a determinados nichos ecológicos.
Si bien todo el ambiente del parásito es de origen biótico, puesto que es provisto por un ser vivo, ese ambiente está constituido por componentes primarios que son abióticos tales como el pH, tensión de oxígeno, potencial redox y disponibilidad de nutrientes, además de los verdaderos componentes bióticos como son la presencia de otros parásitos o de microorganismos.
El ambiente que el hospedador provee al parásito no es pasivo sino que reacciona adaptativamente frente a su presencia. Los parásitos deben encarar una serie de factores potencialmente destructores, como por ejemplo, la presencia de anticuerpos, además de la acción depredadora de las células fagocitarias. En último término, la capacidad del parásito para evadir o resistir esas respuestas adaptativas del hospedador, es la que determinará su éxito para sobrevivir como individuo y como especie.
Las relaciones entre el parásito y el huésped pueden dar lugar a los diferentes grados de parasitismo, con o sin alteración del huésped, que puede manifestarse en caso positivo por la aparición de síntomas y signos cínicos. Habrá una toma de contacto, que requiere el conocimiento de la puerta de entrada, penetración invasión y tropismo tisular. El huésped se defiende frente al parásito y el resultado es una acción patógena (que se demuestra por hechos clínicos), la eliminación del parásito o el equilibrio entre ambos seres vivos. El huésped puede convertirse en portador asintomático de la parasitosis, y por tanto en fuente de infección.


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